La misión de otorrinolaringología y cirugía general llega ya a su ecuador y la información que tenemos es que están trabajando a tope, algo que no ha de sorprender dadas las necesidades de la población que atiende el hospital.
En esta misión estamos viendo más cosas del día a día. Sorprende en nuestro mundo mega tecnificado que cada paciente tenga su propia historia clínica en una libreta que lleva consigo cada vez que va al hospital. No hay un registro centralizado de la historia clínica en el hospital y todo se hace a mano. En esos países que pasaron de no tener teléfono a usar el móvil va a pasar lo mismo con el registro de la información clínica, pasarán de hacerlo a mano a usar un ordenador.
El hecho que de trabajen dos especialidades a la vez hace que todos los procesos se dupliquen, empezando por el triaje de los pacientes, cada uno con sus especificidades. Lo que no es diferente es el cariño y la atención que se pone en todas y cada una de las personas que pasan por consulta para que se les solucione su problema, muchas veces un problema con el que conviven durante mucho tiempo.
Lo mismo ocurre en el quirófano, una sonrisa, un abrazo o un mano ofrecen calma a quién se pone en manos de unos extraños que le han prometido solucionar su problema mientras duerme profundamente.
Y todo, como siempre, generando conexiones de amistad con el equipo de profesionales del hospital como si se conocieran de toda la vida.
También hay momentos duros, seguro, pero el balance siempre es positivo no solo para los que se van con sus problemas solucionados sino para los que yendo a ayudar vuelven llenos de cariño.
Tú lo haces posible.