Un "doble J" puede sonarnos a una jugada de cartas pero es algo mucho más serio y mucho más importante.
En un país con un sólo urólogo tener una obstrucción de las vías urinarias altas, del flujo de orina desde el riñón hasta la vejiga, es casi una sentencia de muerte. Una simple piedra en un riñón puede ser el desencadenante de un proceso mortal.
El bloqueo del flujo normal de la orina desde el riñón a la vejiga puede producir desde una importante infección hasta el colapso en el funcionamiento del riñón e incluso la muerte de paciente.
Para dar una oportunidad a los pacientes con esta patología, el Dr. Romaric está aprendiendo a reconocer los síntomas y darles una solución temporal colocando un catéter doble J.
Esta técnica permite reconducir el flujo de orina desde el riñón a la vejiga a través de un conducto artificial, el catéter.
La vida útil del catéter no debe exceder nunca de los seis meses, en ese tiempo una de nuestras misiones en el hospital deberá intentar solucionar la dolencia de base que generó la obstrucción y retirar el catéter.
Hasta que se pueda constituir un servicio de urología plenamente funcional este tipo de soluciones no sólo permitirán mejorar la vida de muchos pacientes, sino que podrán salvarles la vida.