Cada año es una lección nueva en este viaje.
En 2018 hemos aprendido que la planificación en África es frágil y que, a pesar de todo, hay que seguir como si tuvieran la misma estabilidad de la que disfrutamos en nuestro mundo. Y hay que seguir por varios motivos:
2018 nos ha dejado un sabor agridulce, con la tristeza por la guerra en Camerún y la preocupación por todos los que sabemos viven en la zona de conflicto y han visto quemarse sus casas o han tenido que huir para sobrevivir.
Por otro lado tenemos nuevas puertas abiertas a otras realidades en África igualmente necesitadas de conocimiento y, probablemente, medios técnicos.
Ponemos en pausa el Camerún anglófono porque está en guerra, pero seguimos apoyando la formación de sus profesionales fuera del país y empezamos en 2019 nuevos proyectos en Liberia y Kenia.
Seguimos avanzando y queremos que nos acompañéis.
Gracias.